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Guía para entender y mejorar la concentración

¿Crees que hay alguna diferencia entre atención y concentración? Sí la hay: primero se presta atención, y si esta atención se mantiene, se puede llegar a un estado de concentración. Así, la concentración se puede definir como la cantidad de recursos de atención mantenidos en el tiempo con una tarea específica (Londoño, 2009).

Este proceso de atención-concentración nos es útil especialmente para nuestro aprendizaje. Sin embargo, nuestro cerebro no es especialmente bueno centrándose en una sola tarea por largos periodos de tiempo, de hecho, según la mayoría de investigaciones al respecto, el promedio de atención de las personas en un tema específico se tiende a mantener de manera continua entre 10 y 18 minutos (Bradbury, 2016). Adicionalmente, la atención está directamente ligada a nuestros intereses y a nuestra percepción de bienestar; por lo que estamos abiertos a diferentes estímulos que podrían ser importantes en un momento determinado.

¿Cómo disminuir las “distracciones”?

Primero que todo, es fundamental buscar establecer rutinas cotidianas en la alimentación, ya que esto te brinda tranquilidad emocional en la medida en la que te permite sentir que hay una estructura. Busca despertarte a la misma hora todos los días (esto favorece el reloj circadiano). Procura desayunar, almorzar y cenar a la misma hora todos los días. Se ha demostrado que las personas que tienen hábitos alimenticios estructurados desarrollan mejores niveles de atención y un adecuado desempeño en sus tareas respecto a quienes no lo hacen, o lo hacen intermitentemente. Lo anterior, dado que el organismo puede llevar a la persona a entrar en estado de ansiedad por no identificar en qué momento tendrá lugar la ingesta de alimentos (Nardone, 2004).

Así mismo es importante establecer rutinas diarias que incluyan espacios de descanso, hacer ejercicio y tener adecuados hábitos de sueño. Se ha comprobado que estos tres elementos favorecen la concentración.

Una situación con la que tenemos que lidiar cotidianamente es la sensación de que no podemos con las tareas o no sabemos cómo manejarlas, lo que lleva a que nuestra mente comience a divagar. Así, si llegas a tener esta sensación una de las estrategias que puede ser de utilidad es detenerte: puedes, por ejemplo, hacer un poco de ejercicio, tomar agua, y posteriormente retomar las tareas que debes realizar.

Sohlberg & Mateer, (2006), por su parte, realizan 5 recomendaciones para el manejo de problemas de atención que pueden resultarte útiles:

Referencias

Bradbury, N. (2016). Attention span during lectures: 8 seconds, 10 minutes, or more?. Advances In Physiology Education, 40(4), 509-513. doi: 10.1152/advan.00109.2016

Londoño, L. (2009). La atención: un proceso psicológico básico. Pensando Psicología, 5(8), 92-100. Recuperado de https://dspace.uib.es/xmlui/bitstream/handle/11201/150730/555786.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Mindfultips. (2020). Recuperado de https://www.colpsic.org.co/noticias/mindfultips-1/2192

Sohlberg, M., & Mateer, C. (2006). Improving Attention and Managing Attentional Problems. Annals Of The New York Academy Of Sciences, 931(1), 359-375. doi: 10.1111/j.1749-6632.2001.tb05790.x

Autores: Angélica Gualtero, Brayan Ortiz y Zeus Vargas

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